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2025-04-04T14:03:22Z

Un cambio profundo se está gestando en los cimientos del sistema financiero global, pero muchos aún no han notado su magnitud. Europa está marcando el paso hacia un escenario sin la hegemonía del dólar, y aunque este proceso parece silencioso, sus consecuencias podrían ser estruendosas. Las decisiones ya tomadas por ciertos países están enviando señales claras: la era del dólar podría estar entrando en su fase final.
Europa toma distancia: Los primeros pasos para desconectarse del dólar
La decisión de abandonar progresivamente el dólar no surgió de la noche a la mañana. En realidad, es una estrategia meticulosamente pensada que tiene como objetivo principal reducir la dependencia de una moneda que durante décadas dominó el comercio y las finanzas internacionales. Esta tendencia se intensificó tras las sanciones impuestas a Rusia en 2022, cuando muchos países comprendieron el riesgo que representa estar sujetos a decisiones unilaterales de Estados Unidos.
El nuevo escenario se intensificó con el anuncio de la “carnicería arancelaria”, una ofensiva comercial que generó turbulencias en los mercados europeos y que fue vista como una señal de alarma para replantear la relación con el dólar. En este contexto, el euro comenzó a fortalecerse notablemente, superando la barrera de los 1,11 dólares, mientras la Comisión Europea prepara un plan para blindar la economía del bloque frente a futuros embates económicos.
El objetivo es claro: lograr mayor autonomía monetaria, protegerse de sanciones externas y abrirse a nuevas alianzas donde otras divisas ganen protagonismo. La presidenta Ursula von der Leyen ya ha confirmado que se están diseñando estrategias para reestructurar la política financiera del continente.
Los países que ya han dicho “no” al billete verde
Algunas naciones europeas han decidido actuar con determinación. Rusia fue pionera en promover acuerdos en monedas locales. Le siguió Bielorrusia, que restringió el acceso al dólar mientras impulsaba el rublo y el yuan. Hungría, por su parte, comenzó a limitar operaciones financieras vinculadas a la moneda estadounidense.
También destacan Serbia y Turquía. La primera desplazó el dólar en sus operaciones comerciales en favor del euro y el rublo; la segunda prohibió su uso en ciertos contratos estatales y comerciales. Todo indica que esta ola puede extenderse a más países que buscan reducir su exposición al dólar y reconfigurar su modelo económico.
Pero este movimiento no se limita al continente europeo.
Más allá de Europa: Los otros protagonistas de la desdolarización
En Asia y América Latina, el fenómeno también avanza. China lidera el impulso del yuan como alternativa, estableciendo acuerdos internacionales sin recurrir al dólar. Irán, bajo sanciones económicas, lo ha eliminado de sus transacciones oficiales. Venezuela promueve el bolívar junto a monedas de países aliados, y Cuba impone regulaciones severas contra su uso. Incluso Corea del Norte ha erradicado completamente su circulación interna.
Estas acciones, aunque motivadas por contextos diferentes, reflejan un patrón común: la necesidad de romper con una dependencia que ya no resulta conveniente ni sostenible.
¿Qué significa esto para el sistema financiero global?
El debilitamiento del dólar como moneda dominante tiene implicaciones profundas. Por un lado, fortalece las monedas locales de los países que optan por diversificar. Por otro, reduce la capacidad de EE.UU. de imponer sanciones con la misma efectividad de antes. Además, abre paso a nuevas rutas comerciales, especialmente con potencias emergentes como China.
Este proceso no es instantáneo ni exento de riesgos, pero marca el inicio de un orden económico multipolar. Mientras más gobiernos se sumen a esta transformación silenciosa, el futuro del dólar quedará más expuesto al escrutinio global. ¿Estamos frente a un punto de no retorno? Todo indica que el cambio ya está en marcha.
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