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¿Por qué la economía cubana necesita ciencia e innovación? (+ Video)

2025-03-31 04:03:38


Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Hola, ¿qué tal?, qué bueno volver a saludarle en Cuadrando la Caja, una propuesta televisiva para debatir, cuestionar y llegar a consensos desde el socialismo cubano. Soy Marxlenin Pérez y le doy la bienvenida a este cuadre diferente, hoy para conversar sobre ciencia y economía o, dicho en otras palabras: ¿cree usted que hay ciencia en la economía cubana o que prevalece una desconexión entre la gestión del conocimiento científico y la producción de valor? ¿Por qué decimos que necesitamos más ciencia e innovación para dinamizar nuestra economía? Estas y otras cuestiones serán abordadas en nuestro programa. Y para hablar de ciencia, economía e innovación doy la bienvenida al estudio al doctor en Ciencias Agustín Lage, profesor, científico, investigador, asesor de Biocubafarma y fundador de Cuadrando la Caja; el doctor en Ciencias Ricardo Casate, director de programas y proyectos estratégicos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), y el máster en Ciencias Julio Santarén, director de la Oficina de Gestión de Fondos y Proyectos Internacionales, que se subordina al Citma. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: El punto de partida para el programa de hoy va a ser nuestra Constitución de la República, específicamente el título II (Fundamentos Económicos), que contiene el artículo 21 referido a las cuestiones económicas. Lo cito: “El Estado promueve el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos imprescindibles para el desarrollo económico y social. Igualmente, implementa formas de organización, financiamiento y gestión de la actividad científica, propicia la introducción sistemática y acelerada de sus resultados en los procesos productivos y de servicios, mediante el marco institucional y regulatorio correspondiente”. Dicho esto, refrescando ese artículo que menciona la palabra ciencia y todo lo referido con la ciencia y la innovación, les pregunto: ¿en qué estado se encuentra la institucionalidad en esta área, en la relación entre ciencia y economía? Dr. C. Ricardo Casate Fernández: Como se plantea en la Constitución, la ciencia y la innovación son una capacidad y una fuerza transformadora que permite el desarrollo productivo sostenible de la sociedad. Independientemente del texto al que usted ha hecho referencia, de la Constitución de 2019, tenemos que decir que la institucionalidad de la ciencia en nuestro país comenzó a implementarse justamente en los primeros años tras el triunfo de la Revolución. En la década de los 60 empezaron a implementarse iniciativas como la reforma universitaria, el programa de becas universitarias, liderado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, que desde esos primeros años trazó estrategias en función de desarrollar el potencial científico del país. Se empezó a crear una red de centros de investigación, subordinados a diferentes organismos. Es la época también en la que se le asignó a la Academia de Ciencias, en el año 1962, el papel de un organismo de la Administración Central del Estado. Y así fue hasta 1994, cuando se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Pocos años después de la creación del Citma, se comenzó a implementar el sistema, en aquel entonces de ciencia e innovación tecnológica y devenido hoy en sistema de ciencia, tecnología e innovación, como una forma organizativa para implementar de forma participativa la ciencia, la tecnología, la innovación y las políticas afines. Los últimos años se han caracterizado por el diseño y la implementación de una gran cantidad de políticas de ciencia, tecnología e innovación que contribuyen a la institucionalización de estos aspectos en función de la economía y la sociedad. Y voy a hacer referencia a quizá el más importante, el de mayor nivel, el Decreto Ley 7 del año 2020, “Del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación”, en el cual se sentaron las bases del sistema de ciencia, tecnología e innovación, la forma organizativa, el funcionamiento. Pero en este decreto ley también se define un programa de desarrollo del potencial científico-tecnológico, la necesidad de establecer programas para no solamente desarrollar el potencial científico-tecnológico, sino también establecer incentivos a la producción de conocimiento y a la innovación. Igualmente, las cuestiones relacionadas con la planificación de las actividades de ciencia, tecnología e innovación y su financiamiento, especificándose que el financiamiento de la ciencia, la tecnología y la innovación tiene que provenir de fuentes diversas: no solo del presupuesto del Estado, sino de otras fuentes como el financiamiento empresarial, el crédito bancario y otras. Además, se define que la forma organizativa para desarrollar las actividades de ciencia, tecnología e innovación son los programas y los proyectos. Y un elemento importante que tiene que ver con la aplicación de la ciencia y la innovación en la economía es la necesidad de desarrollar figuras que favorezcan la colaboración y la interconexión entre la generación de conocimiento y su aplicación en la práctica social: ahí están las empresas de interfaz, los parques científico-tecnológicos, figuras que ya estaban en ese decreto ley y en su reglamento. Es un grupo de políticas aprobadas en este periodo que dan institucionalidad a esas cuestiones. También están las políticas relacionadas con las entidades de ciencia, tecnología e innovación y las políticas de los parques científico-tecnológicos, las empresas de interfaz y las empresas de alta tecnología, que se dedican a producir bienes y servicios intensivos o basados en la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación. Un aspecto en el que hemos tenido avances en los últimos años, después de que fueron aprobadas las políticas, es que no solo es el incremento en la cantidad de estas entidades, sino también en su diversificación. Hace unos 10 años, solo teníamos en el país entidades de ciencia, tecnología e innovación que eran centros de investigación, centros de servicios científico-tecnológicos y unidades de desarrollo e innovación. Actualmente, hay 275 entidades de ciencia, tecnología e innovación y en ese grupo se incluyen empresas de alta tecnología, que tenemos hoy dos empresas de alta tecnología; los tres parques científicos-tecnológicos, nueve empresas de interfaz y la Fundación Universitaria de Innovación y Desarrollo, la Fundación UH, de la Universidad de La Habana, que también hace ese papel de interfaz. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Todo parece indicar que nuestra institucionalidad alrededor de la producción científica goza de una excelente salud. Pero Julio, me gustaría que conectara esto con la producción de valor. ¿Cómo está la relación entre la gestión del conocimiento científico y la producción de valor en la práctica cotidiana cubana. C. Julio Santarén Suárez: Esta relación evidentemente, en las empresas que mencionaba el doctor Casate, casi que se da de manera natural, porque es propio de la empresa desarrollar la ciencia y la innovación tecnológica como base para sostener el desarrollo que ella ha generado y generará en el futuro. Porque es importante reafirmar que el motor impulsor de la economía es la innovación. Sin innovación no hay desarrollo, y aquí incluyo también la ciencia. Menciono la innovación para ir más al producto, al bien y al servicio. Estos elementos tienen que estar presentes en la empresa estatal socialista para que aliente su propio desarrollo, genere bienes y servicios y logre productos competitivos. Cuando decimos productos competitivos nos referimos a que tengan la calidad requerida para estar en el mercado nacional e internacional, y solo con ciencia e innovación se puede lograr que una empresa avance y se desarrolle. Ahora bien, hay una capacidad que tienen que desarrollar: la capacidad en el intangible. La capacidad se logra no solamente con las capacidades propias de la empresa; hay que tener una conexión con las entidades generadoras del conocimiento. Y esto es lo que se ha evaluado y se avizoró desde algún tiempo. El primer secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha estado insistiendo en que debe disminuirse la brecha en la interconexión entre empresas y generación de conocimiento. Disminuyendo esa brecha, la empresa puede crear capacidades que le permitan desarrollar innovaciones, productos. En varios momentos, en varios apuntes, se ha insistido en que nuestras empresas adopten esa forma de trabajar no solamente dirigidas por los responsables de la entidad, sino que hay que involucrar a toda la enitdad. En un encuentro que sostuvo el presidente de la República con empresarios en Villa Clara, enfatizaba una cuestión que se ha tratado en otros escenarios, sobre la interconexión entre el sector del conocimiento y la empresa: los empresarios tienen que correr riesgos e invertir en ciencia e innovación. El Estado cubano financia la ciencia y la innovación y comparte ese riesgo con el empresario. También los investigadores, los innovadores, tienen que ser más proactivos, no solamente esperar a que la empresa se acerque a ellos. Hay que buscar una coherencia y una correlación entre ambas partes. En ese encuentro, Díaz-Canel señalaba mantener ese estilo y ese método de trabajo, el método científico de trabajo. De hecho, se ha implementado el sistema de gestión de gobierno basada en ciencia e innovación, en el que la intención es buscar un acercamiento entre el sector empresarial y el del conocimiento para afrontar la solución de diferentes problemas desde la ciencia y la innovación, pero con cuestiones concretas, con un método de trabajo concreto, sistemático, que pueda dar paso progresivamente al avance de una empresa en su propio desarrollo. El empresario tiene que entender y promover la idea de que la ciencia y la innovación no son un gasto: la ciencia y la innovación son una inversión. Sabemos que por el cruel bloqueo de Estados Unidos a Cuba es complejo acceder a moneda libremente convertible y a determinados mercados, pero tenemos que implementar determinadas innovaciones con la creatividad de nuestros innovadores e investigadores para sostener, desarrollar la empresa y desarrollar la capacidad de acceder a los mercados buscando vías y mecanismos que los cubanos siempre hemos tratado de buscar. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Yo les agradezco este primer momento. Ricardo y Julio ponían el tema en perspectiva desde los inicios de la Revolución y abordaban cómo se está llevando desde el Gobierno la aplicación de la ciencia reflejándose en la economía. Fidel nos decía que la Revolución tenía que ser hecha por hombres de ciencia, pero eso no se refería solamente al científico en el laboratorio, sino a ciencia en su sentido integral. Agustín, ¿qué ha cambiado en estos 10 a 20 años? Dr. C. Agustín Lage Dávila: Lo que ha cambiado −y dejemos para el final este tema, porque el concepto que Fidel decía hombres de ciencia, hombres de pensamiento, es uno de los retos que tenemos− es el reto de introducir el pensamiento científico como parte de la cultura general del cubano. Eso es tremendo objetivo. Esa frase visionaria de Fidel es de 1960. Desde entonces para acá han pasado más de 60 años. Y no es que haya cambiado la situación cubana, es que ha cambiado el mundo en términos de un mayor protagonismo de la ciencia y la innovación en los procesos económicos. Es un cambio mundial. Hay dos fenómenos fundamentales que no estaban en el momento que empezamos los programas de desarrollo científico en Cuba. Uno de ellos es la globalización. Hay gente que te dice que la globalización empezó cuando Cristóbal Colón, pero ese es otro asunto. El hecho real es que todavía en la década de los 80 el porcentaje de producto interno bruto que los países obtenían con la exportación era alrededor del 10% del PIB mundial; hoy es el 40%. Es decir, hay un crecimiento de la fracción del PIB que se realiza en comercio exterior. Ese es un fenómeno nuevo. Por otra parte, está el cambio tecnológico, la industria de alta tecnología o la cuarta revolución industrial. Ese término se emplea mucho para distinguir la primera revolución industrial, que es la de la máquina vapor, de la segunda, que son los procesos basados en electricidad y petróleo; de la tercera, que es la entrada de internet y la computadora. Ahora transcurre la cuarta revolución industrial, que es la de la inteligencia artificial, los macrodatos, la nanotecnología, la biología sintética, la robótica… Lo que llamamos tecnologías avanzadas. Esos dos ámbitos, tecnología y globalización, lo cambian todo, y ello hace que tengamos que enfrentar con innovación la inserción internacional de la economía cubana, desde un país pequeño y sin recursos naturales. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Y bloqueado. Dr. C. Agustín Lage Dávila: Y bloqueado. Entonces, hay cambios. Lo primero que tenemos que hacer es entender los cambios. Si no entendemos los cambios, no podemos hacer una política que se adapte a los cambios. Es por eso que debemos hablar de esto. Me acordaba de que cuando estábamos conversando sobre el programa yo te decía: “Vamos a hacer un programa sobre la ciencia y no vamos a hablar de BioCubaFarma ni de la medicina”. Nosotros tenemos todo el derecho a estar orgullosos de los logros en ese campo, al mismo tiempo que preocupados por que no haya logros equivalentes en otros campos. Entonces, quisiéramos llevar un debate que era el que les proponía aquí: vamos a hablar del papel de la ciencia en la industria y el papel de la ciencia en el comercio exterior. El papel de la ciencia en la salud ya lo discutimos en varios programas, y, por supuesto, lo discutiremos cuantas veces haga falta, pero ahora tenemos que centrarnos en el papel de la ciencia en la industria y ahí hay fenómenos preocupantes, obstáculos y complejidades que están emergiendo, que tenemos que diseccionar. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Sobre esos obstáculos que priman entre la ciencia y la economía, pero con un énfasis en la industria cubana, Ricardo, le quiero preguntar. ¿Exige la industria cubana a las ciencias todo lo que debería? ¿La ciencia, a su vez, aporta a la industria todo cuanto tiene como potencial para desarrollarla? Dr. C. Ricardo Casate Fernández: Ese es un diálogo necesario entre el sector que genera conocimiento y la industria y que no está al nivel que requerimos, aunque con diferencias entre sectores. Hay sectores donde hay mayor conexión, mayor entendimiento entre la industria y las entidades que generan conocimiento. En otros no se avanza al mismo ritmo. Agustín hablaba de algunas características del entorno en el que nos movemos hoy, el cambio tecnológico que está ocurriendo a nivel mundial y la necesidad de insertarnos en ese cambio tecnológico. Por lo tanto, la industria tiene que estar monitoreando ese cambio tecnológico y hacer un análisis de qué necesita para dar el salto. Evidentemente hay capacidades que tiene que desarrollar la industria para hacer eso. Y no en todos los casos las tenemos. Además, no podemos obviar que también se necesita financiamiento para adquirir determinadas tecnologías y asimilarlas. Pero no todo radica ahí. Dentro de la propia industria, a partir del conocimiento que se ha ido generando allí, se pueden intentar soluciones para ir avanzando y buscar avances en los resultados económicos. Pero también tiene que ser capaz de identificar, insertarse en los flujos de conocimiento, identificar dónde está el conocimiento requerido para resolver un problema, o quién puede aportarle la solución para resolver el problema. Y ahí se hace clara la necesidad del diálogo que tiene que establecer la industria con la universidad y los centros de investigación, lo importante que es su capacidad de demandarle soluciones y también acompañar a ese sector en el financiamiento para que se obtengan resultados. Por una parte, esa capacidad y esa inserción en el flujo de conocimiento no están en todos los sectores industriales. Y por otra, dentro del sector que genera conocimiento tampoco en todas las ocasiones estamos monitoreando qué demanda la industria para hacer a los generadores de conocimiento propuestas de proyectos que solucionen sus problemas. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Es decir, hay problemas de falta de comunicación en algunos casos, porque estamos viendo que hay una voluntad del Estado, del Gobierno, en promover esas relaciones. Hay un desarrollo del pensamiento científico incuestionable en nuestro país. Entonces, Julio, ¿dónde está la brecha? ¿De qué depende que no veamos los resultados palpables de esa buena armonía fundamental entre la industria, la ciencia y la innovación. C. Julio Santarén Suárez: Hay buenos ejemplos en los que hay una adecuada conexión entre la academia, la gestión del conocimiento y la empresa, que han trabajado en conjunto y han propiciado ese diálogo de una manera armoniosa en función de desarrollar la propia empresa. Pudiéramos poner el ejemplo de Gelect, del Ministerio de Industrias, donde existe una experiencia novedosa con una incubadora de determinados productos que ha generado el surgimiento de empresas. Esto pone de manifiesto que ha habido un diálogo adecuado entre el conocimiento y la industria, y ahora viene el escalado. Es decir, poner en manos del escalado lo que ya se probó, lo que ya es realidad. Por ejemplo, Gelect ha sido muy necesaria en la agricultura de precisión que tanto necesitamos. Tenemos un clima que está cambiando constantemente, el cultivo tapado con agricultura de precisión utilizando las tecnologías digitales propicia la obtención de determinados productos en todas las épocas del año, pero, además, eso lleva consigo ahorro de agua, de fertilizante, etcétera. Y estos prototipos se están haciendo como incubadora y se puede hacer escalado. Es decir, ejemplos de buen diálogo hay. Inclusive, estamos aprobando determinados proyectos. Recientemente aprobamos un proyecto de la Fundación UH para una experiencia piloto en un municipio de La Habana. Hay voluntad y hay experiencias positivas que se pueden generalizar en el resto de las empresas. Y los empresarios tienen un gran reto, el hito de que hay que probar haciendo; es decir, impulsar la capacitación, la formación. Y llevar el emprendimiento en la empresa estatal socialista implica hacer pruebas a riesgo. Tenemos que hacer un llamado en este sentido, porque lo que sí está claro es que las innovaciones tecnológicas propician el desarrollo en la economía. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Pero si tuviéramos que hacer un balance de lo que ustedes han dicho, de los ejemplos positivos, los ejemplos negativos en esa conexión o desconexión, ¿hacia dónde se mueve la balanza? Yo quiero que Agustín aborde cuáles son esos obstáculos que todavía hacen que la balanza pese hacia una mala comunicación y una falta de diálogo, una falta de armonía entre la gestión del conocimiento científico y la industria. Dr. C. Agustín Lage Dávila: Eso tiene su raíz histórica. A mí me gusta mucho citar en estas discusiones que se dan entre los compañeros a un filósofo de la Edad Medida que decía que el problema no es reír ni llorar, sino comprender. Es decir, nosotros tenemos que comprender que la desconexión entre la ciencia y la economía es también un fenómeno mundial. Y de hecho, el fenómeno de los laboratorios industriales es un fenómeno de la década de 1950. Y eso, en tiempo histórico, es ayer. Es decir, ese movimiento de reconexión de la ciencia y la economía es un fenómeno relativamente reciente en el mundo y nosotros tenemos que incorporarnos a eso. Santarén citaba como ejemplo positivo a BioCubaFarma y es verdad (dije que no iba a hablar de BioCubaFarma y no me voy a contradecir), pero en otras ocasiones hemos dicho que nosotros no debemos ver BioCubaFarma como un logro esencialmente científico (y ahí hay muchos logros científicos); BioCubaFarma es, esencialmente, una operación de conexión de la ciencia con la producción. Eso es lo esencial, el que no quiera ver eso se pierde lo esencial. Ese fenómeno de conexión de la ciencia con la producción tenemos que reproducirlo, y ahí es donde tenemos el cuello de botella. Nosotros tenemos en este momento en nuestro país 91 000 trabajadores en el sistema de ciencia y tecnología. Si tú vas a buscar los investigadores, hay 21 700 investigadores y todo eso hace más de 7 000 proyectos. Ahora, preguntémonos por las empresas de alta tecnología. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: ¿Cuántas? Dr. C. Agustín Lage Dávila: 12. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: 12 empresas de alta tecnología. Dr. C. Agustín Lage Dávila: Creo que hay una o dos más que se están creando. Son 12, 13, 14… Preguntémonos por los parques tecnológicos: tres. Preguntémonos por el porcentaje de productos y servicios de tecnología alta y media en las exportaciones de Cuba: 10%. Esa cifra es siempre cuestionable, porque depende de cómo se clasifique, pero anda por ahí. Es un bajo porcentaje de producto y servicio de alta tecnología en la cartera de exportaciones. La experiencia cubana es muy exitosa creando potencial científico. No solo creando potencial científico, sino creando, como decía Casate, institucionalidad para la ciencia, pues el desarrollo científico requiere no solamente de que haya científicos, sino de que haya una institucionalidad, como todo en la vida. El desarrollo de la salud demandó hacer hospitales, facultades de Ciencias Médicas… Eso es construcción de institucionalidad. El desarrollo de la educación nos llevó a las escuelas formadores de maestros. Hay una construcción de institucionalidad para la ciencia. ¿Cómo transita eso al surgimiento de empresas que hagan sus cifras de negocios basadas en productos de tecnología alta y media? Hablando como médico, el coágulo, la arteria está ahí, ese es el cuello de botella que nosotros tenemos que romper. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Me imagino que ustedes hayan traído propuestas. Vamos a hacer una pausa para escuchar al Gurú de Jatibonico y regresamos para continuar con nuestros invitados de hoy. El Gurú desde Jatibonico Optimizar eficiencia en la era tecnológica, nos lleva a una clara lógica: hay que potenciar la ciencia. Hacer que la inteligencia sea método, energía, en esta dura porfía donde creatividad deriva en rentabilidad, impulso a la economía. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Y la palabra clave con la que me quedo en los versos del Gurú es creatividad. ¿Cómo, desde la creatividad, desde la innovación, vamos a romper el cuello de botella que Agustín menciona y que ustedes también han abortado? Empiezo con usted, Julio. C. Julio Santarén Suárez: La innovación organizacional es clave para alcanzar la innovación en productos. Usted tiene que organizar los procesos; tiene que organizar la pequeña, la mediana o la empresa grande o la gran empresa. Y convertir la idea en un producto, pasando por todo el proceso que lleva la idea hasta asentarla en un proyecto, es un gran reto en el que debemos seguir acompañando a la empresa. Y creo que es una de las maneras de avanzar en ese sentido, en la cual el empresario pueda disponer del financiamiento a su alcance para desarrollar ideas y convertirlas en productos que a la vez le generen determinados dividendos económicos a la empresa y hagan posible generar otros proyectos. El ejemplo que poníamos de incubar proyectos, hacer pruebas piloto, es una fase que minimiza el riesgo, porque no todos los recursos se ponen al mismo tiempo. Pero, además, el acceso a fuentes de financiamiento debe ser mixto, el empresario no puede pensar solamente en el financiamiento proveniente del Estado, por la vía del Fondo de Ciencia e Innovación. Y aprovecho para decir que no todos los empresarios lo han utilizado. Esta fuente de financiamiento que hoy tiene nuestro organismo funciona mediante una junta multisectorial donde intervienen el Banco Central, el Ministerio de Finanzas y Precios y el Ministerio de Economía y Planificación. Y son proyectos de ciencia, tecnología e innovación para incubar determinadas propuestas, determinadas empresas, y para que después el escalado corra a cargo de la propia empresa. Hay diferentes fuentes de financiamiento, estamos hablando en pesos cubanos, pero hay fuentes de financiamiento de fondos internacionales para las cuales tenemos que aprender a preparar los proyectos y situarnos en las convocatorias, porque son financiamientos que provienen de diferentes fuentes que nos pueden facilitar el acceso a determinados insumos, reactivos, equipos de laboratorio, equipamiento. También tenemos que aprender a manejar esas fuentes de financiamiento. Yo diría que un reto es lograr que converjan todas esas fuentes de financiamiento en un propósito, un mismo objetivo. Creo que los empresarios y los académicos tenemos que unirlos en ese diálogo y llevar a vías de hecho proyectos que puedan presentarse en esas convocatorias. El financiamiento anual del Estado para la ciencia e innovación está asegurado. El empresario tiene que desarrollar también una cultura y una capacidad para propiciar que su financiamiento proveniente de los dividendos de la empresa esté situado también en los proyectos de ciencia e innovación. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Ricardo, ¿cómo ve usted esos retos y esas acciones disruptivas que todavía tenemos por delante en este ámbito? Dr. C. Ricardo Casate Fernández: Siguiendo la idea que Julio planteaba sobre incubar proyectos, yo diría que nosotros también necesitamos crear empresas que tengan base en los desarrollos tecnológicos. Y esas empresas, esos proyectos incubados, no solamente deben surgir dentro de las empresas; tenemos que propiciar y crear los mecanismos para que surjan de forma natural dentro de las universidades y los centros de investigación, partiendo de que cuando se genera un conocimiento científico que se valida y se ve que puede obtener resultados económicos, de ahí se puede emprender una empresa de base tecnológica que debe ir acompañada también con mecanismos que faciliten su proceso de surgimiento, creación y maduración. Porque tampoco es que eso ocurra así y ya empieza a crecer y a obtener dividendos; se necesita un periodo de incubación en el que esa empresa necesita facilidades, apoyos financieros, y con base en eso y con un modelo de negocio, lograr nuevos productos, nuevas tecnologías que tengan repercusión en la economía. Necesitamos en el país, no solamente dentro del sector empresarial, que surja la posibilidad de este tipo de empresas de base tecnológica en los nuevos emprendimientos dentro del sector que genera conocimiento. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Agustín, hacia los minutos finales tengo como 10 preguntas que hacerle. ¿Cómo rompemos el cuello de botella? Y la otra que teníamos al principio sobre la frase de Fidel en cuanto a hombres de ciencia y de pensamiento. ¿Cómo llevamos lo urgente junto con lo de mediano y largo plazos? Dr. C. Agustín Lage Dávila: Aquí el reto que está sobre la mesa es cómo construimos una capacidad exportadora con base en productos y servicios de alta y media tecnología. Y digo capacidad exportadora porque nosotros somos un país de 10 millones de habitantes, no vamos a tener un despegue económico sobre la demanda doméstica. Ese es el pensamiento de los años 50 del siglo XX, pero en el siglo XXI eso no es viable. La alta tecnología es una construcción de productos que −generalmente esto los economistas lo entienden muy bien− lleva mucho costo fijo. El costo fijo uno lo recupera con operaciones exportadoras grandes, no con operaciones exportadoras pequeñas. Ese es el verdadero reto. El que te diga que esto es fácil, te está engañando. Es muy difícil, requiere de mucha creatividad. Cuando decimos creatividad, es creatividad para eso también, no creatividad para construir una nueva proteína de ADN recombinante. Esta la necesitamos también, pero de la que hablo es la creatividad de cómo construimos una institucionalidad para eso. Abordamos la institucionalidad cuando Casate habló por primera vez en el programa: hicimos un despliegue institucional para la educación, un despliegue institucional para la salud, un despliegue institucional para la defensa del país, un despliegue institucional para la ciencia… Si ahora estamos hablando de romper el cuello de botella y conectar la ciencia con la industria y con las exportaciones, ¿cuál es el despliegue institucional que necesitamos para eso? Y ahí es donde viene la creación de nuevas empresas, las estructuras de interfaces. Tenemos que tener creatividad en cuál es la institucionalidad que necesitamos para la tarea de hoy, que es romper ese cuello de botella y fluidificar las conexiones. Nosotros tenemos un 60% del PIB en el sector presupuestado, eso no puede ser; por supuesto, nosotros no vamos a intentar contraer el sector presupuestado, eso es lo que hacen los neoliberales: cierran escuelas, cierran hospitales… Pero sí tenemos que rebalancear eso aumentando nuestro sector empresarial. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: En este programa hemos sostenido la necesidad de crear más pymes estatales. Dr. C. Agustín Lage Dávila: Ahí viene entonces el actor fundamental de eso, que es la empresa estatal. Yo creo que eso hay que decirlo con claridad: nosotros no podemos tener ningún temor de decir lo que pensamos, eso no significa que no vayamos a dar al sector privado el espacio que lleva. Pero que el actor fundamental del desarrollo tecnológico es el sector estatal, eso pasa en todos los países del mundo, inclusive en los países capitalistas desarrollados. La nueva tecnología sale de ahí, del financiamiento público. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: La tecnología más revolucionaria siempre salió del Estado. Dr. C. Agustín Lage Dávila: Del financiamiento público, porque, además, es el que asume el riesgo, es el que tiene una visión de largo plazo y mediano plazos. Ese no es el rol del sector privado, ese es el rol de la empresa estatal, y de hecho esto es lo que dice la Constitución de la República en el artículo 24: “La propiedad socialista de todo el pueblo incluye bienes de carácter estratégico para el desarrollo económico y social del país”. Fíjate que dice “estratégico”, no dice empresas grandes. Una empresa de 20 trabajadores con una tecnología avanzada puede ser una empresa estratégica. En ese caso, eso tiene que salir de un despliegue de pequeñas y medianas empresas estatales de alta tecnología y exportadora. Ese es el despliegue que necesitamos ahora. Y el último reto es el reto cultural. Tenemos un reto empresarial, económico, pero esto tiene un desafío cultural. Crear un país de hombres de ciencia y de pensamiento, como dijo Fidel, es enraizar el método científico de pensamiento en la cultura general del cubano, no en la élite de los científicos. Que el que está sembrando el campo de papa en Yaguajay y no tiene rendimiento adecuado sepa buscar los datos, hacer una hipótesis, testar una hipótesis con un experimento. Ese es el pensamiento científico que se tiene que expresar, que tiene que ser una herramienta en manos de la cultura cubana. En el caso de los empresarios, los compañeros que dirigen estas empresas nuevas que tienen que surgir tienen que tener el compromiso de llevar la gestión hasta el final, no decir: “Yo acabé aquí, porque tengo este resultado científico y esta publicación”. Ahí es que eso empieza el proceso, no donde termina. Detrás del resultado científico técnico tiene que venir el resultado de inserción en la economía mundial. Son tres retos enormes, son los retos que tenemos para seguir construyendo nuestra sociedad socialista. Porque, además, eso tiene raíces en Cuba que vienen desde antes de que Cuba existiera como Estado nación, porque el primero que habló de eso aquí fue Félix Varela, quien reclamó una enseñanza científica en la universidad, en la época en que teníamos una universidad donde no se enseñaba ciencia. Después, se incorporó el pensamiento de Martí, el pensamiento de Fidel. La batalla de ideas, el reto de que la ciencia forme parte de la cultura del país, viene desde antes de que el país existiera como Estado nación, esa es una riqueza que tenemos y la generación de científicos y empresarios cubanos tiene que comprometerse con ese resultado. Como dijo Martí: “La razón, si quiere mandar, tiene que entrar en la caballería”. Dra. C. Marxlenin Pérez Valdés: Yo me alegro mucho de que usted haya terminado con la cultura por delante, porque no buscamos hablar de ciencia en un sentido estrecho, solo en el ámbito del laboratorio, ni siquiera en el ámbito de las ciencias exactas o las ciencias naturales. Por eso, el panel está balanceado entre ciencias naturales, ciencias humanísticas, sociales. Y por eso, reclamando a la cultura, a Félix Varela con esa idea de que supiéramos pensar, estamos terminando este programa en el que hablamos de ciencia en función de la economía y del bienestar de nuestro pueblo. A ustedes tres les doy las gracias por haber venido al programa, y a usted le digo que recuerde que no basta con interpretar, describir, comentar, sino que juntos debemos participar para transformar nuestra realidad. Yo cuento con usted para hacerlo desde el socialismo cubano. Nos vemos pronto. Transcripción: Ileana Reyes Sánchez, Yusleydis Seuret Gómez/IDEAS Multimedios En video, el programa

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